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domingo, 5 de febrero de 2012

trabajo de lengua


Biografia de Juan Ramon Jimenez


Juan Ramón Jiménez nació el 23 de diciembre de 1881 en la casa

numero dos de la ribera de moguer. Era hijo de Víctor Jiménez y

Purificación Mantecón, quienes se dedicaban con éxito al

comercio de vinos. En 1887 sus padres se trasladan a una antigua

casa de la calle nueva y aprende primaria y elemental en el

colegio de Primera y Segunda Enseñanza de San José.


En 1891 aprueba con calificaciones de sobresaliente el examen de Primera Enseñanza en el

Instituto "La Rábida" de Huelva. En 1893 estudia Bachillerato en el colegio san luis gonzaga del

del puerto santa maria, y obtiene el título de Bachiller en Artes. Se traslada a Sevilla, en 1896,

para ser pintor, creyendo que esa es su vocación. Allí frecuenta la biblioteca del Ateneo

sevillano. Escribe sus primeros trabajos en prosa y verso. Empieza a colaborar en periódicos y

revistas de sevilla y huelva.

Poema

Estoy triste y mis ojos no lloran

Estoy triste, y mis ojos no lloran
y no quiero los besos de nadie;
mi mirada serena se pierde
en el fondo callado del parque.

¿Para qué he de soñar en amores
si está oscura y lluviosa la tarde
y no vienen suspiros ni aromas
en las rondas tranquilas del aire?

Han sonado las horas dormidas;
está solo el inmenso paisaje;
ya se han ido los lentos rebaños;
flota el humo en los pobres hogares.

Al cerrar mi ventana a la sombra,
una estrena brilló en los cristales;
estoy triste, mis ojos no lloran,
¡ya no quiero los besos de nadie!

Soñaré con mi infancia: es la hora
de los niños dormidos; mi madre
me mecía en su tibio regazo,
al amor de sus ojos radiantes;

y al vibrar la amorosa campana
de la ermita perdida en el valle,
se entreabrían mis ojos rendidos
al misterio sin luz de la tarde...

Es la esquila; ha sonado. La esquila
ha sonado en la paz de los aires;
sus cadencias dan llanto a estos ojos
que no quieren los besos de nadie.

¡Que mis lágrimas corran! Ya hay flores,
ya hay fragancias y cantos; si alguien
ha soñado en mis besos, que venga
de su plácido ensueño a besarme.

Y mis lágrimas corren... No vienen...
¿Quién irá por el triste paisaje?
Sólo suena en el largo silencio
la campana que tocan los ángeles.

TRASCIELO DEL CIELO AZUL

¡Qué miedo el azul del cielo!
¡Negro!
¡Negro de día, en agosto!
¡Qué miedo!
¡Qué espanto en la siesta azul!
¡Negro!
¡Negro en las rosas y el río!
¡Qué miedo!
¡Negro, de día, en mí tierra
-¡negro!-
sobre las paredes blancas!
¡ Qué miedo!

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